Me encontraba en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez cursando los
primeros semestres de la carrera de Odontología cuando escuche por
primera vez la referencia a una serie norteamericana llamada “Friends”.
Casualmente salió a la plática cuando mi mejor amigo de ese entonces,
Fernando Garcidueñas, comentó que a una compañera de Él, de nombre María
Elena Morales, le gustaba demas
iado esa serie norteamericana.
Fernando no lo sabía, pero María Elena había sido uno de mis primeros
amores platónicos cuando llegue a la ciudad proveniente de Tamaulipas.
Ahora ella estaba en la Universidad, junto con Fernando, estudiando para
ser Ingeniero en Sistemas Computacionales, pero yo la conocí mucho
antes, cuando ambos estuvimos en el primero año de secundaria, en la
famosa en ese entonces Secundaria Estatal 2 de Ciudad Juárez.
En ese entonces padecía cierta carga de estrés ocasionada por el acoso
de mis compañeros, lo que ahora se conoce como bullyng, y eran pocas las
alegrías que podía yo tener en esa etapa de mi vida, una de ellas era
María Elena. De carácter amigable a veces, de esbelta figura, cabello
recogido siempre en un chongo, de una inteligencia sobresaliente y de un
hermoso “seseo” de las palabras que la hacían sonar como “Eshpañola”,
rápidamente había captado mi atención de entre todo el grupo.
Así que fui el clásico “niño que le jalaba la trenza a la niña de la
banca de enfrente para llamar su atención”. No sabía cómo comportarme
ante ella, así que la molestaba disimuladamente y ella al mismo tiempo,
también hacia lo mismo conmigo.
Épicas fueron nuestras
apuestas, donde me daba 1000 pesos (De ese entonces, lo que hoy
equivaldría aproximadamente a unos 10 pesos) delante de todo el salón,
si me comía yo un sobre completo de chile en polvo que era muy famoso en
ese entonces en la tiendita escolar o cooperativa. O la vez que me dio
otros 1000 pesos por comerme una cucharada completa de un bote de sal
que llevamos un día para una práctica en el laboratorio de Química.
Para que les cuento al siguiente día como me iba, pero lo importante
es que ella y yo teníamos “algo”, un “no sé qué, que, que se yo” que era
una especie de vinculo, algo que “odiándonos” nos hacia tenernos en el
mapa el uno al otro.
Era el “no tolerarnos”, el ser
“enemigos”, el pasar por los pasillos de la secundaria y al vernos
entrecerrar los ojos en señal de: “te estoy vigilando enemigo”, cuando
en realidad yo estaba enamorado de ella, y de haber padecido alguna
contrariedad, yo la hubiera ayudado sin dudarlo ni un momento. Estuvimos
siempre a un paso de serlo todo, y como siempre en algunos momentos de
todas la personas, pasamos por el mundo sin ser nada.
El siguiente año nos cambiaron de salón e igual sucedió en el último año de 3 que comprendía el rol escolar de secundaria.
En la preparatoria entramos de nuevo a la misma escuela, el Colegio de
Bachilleres 5, pero a ella le toco en el turno matutino y a mí en el
vespertino, y solo la volví a ver (de lejos) cuando iba a visitar a mi
amigo Fernando a su instituto de Ingeniería y Tecnología de la
Universidad, pues yo estaba en el Instituto de Ciencias Biomédicas, como
ya lo mencioné, estudiando Odontología.
Empecé tiempo después,
a observar la mencionada serie Friends, que a grandes rasgos es la
serie que trata sobre un grupo de 6 amigos de Nueva York, 3 hombres y 3
mujeres que interaccionan entre sí en situaciones chuscas y cotidianas.
Es una serie que creo que no solo para mí, sino para muchas personas,
represento un “parte aguas” en su vida. Mi vida puede decirse que es una
antes de Friends y otra después de Friends.
Antes de Friends
yo era solitario, introspectivo, nada social, serio, etc. Todo eso se lo
atribuí al bullyng que sufrí en la secundaria, como ya lo mencione.
Desconfiaba de la gente, no sabía entablar una conversación y rehuía a
las amistades.
Después de Friends, de ver sus capítulos una y
otra vez, me aprendí casi, casi todos los diálogos, las bromas, los
chistes, y empecé a usarlos en mi vida diaria, sacándole la sonrisa a
alguien.
Luego los modificaba un poco haciéndolos más acorde
con mi vida o con “X” situación que se me presentara. Y más aun, después
yo me “inventaba” mis propios diálogos o chistes “estilo Friends”, y
eso redundo en una mayor aceptación primero de mi mismo, y luego de los
demás hacia mí, era el “chistosito”, el “chistín”, el “simplón”, “el que
comió payaso”, etc.
La serie no solo sacó una personalidad en
mi que yo no conocía, sino que vi la vida por mucho tiempo a través de
sus personajes: sufrí con ellos la constante ruptura y reconciliación de
Ross y Rachel (la pareja más recurrente y famosa de la serie), llore
cuando estuvieron juntos por primera vez, cuando rompieron, cuando ella
se dio cuenta por medio de un video de muchísimos años antes lo que él
había hecho por ella y que ella desconocía.
Después el distanciamiento que hubo
entre los personajes después de varias temporadas, y como al final,
precisamente en el capítulo final, descubren que siempre se estuvieron
enamorados uno del otro y regresan para quedarse juntos para siempre.
En definitiva, se que lo mío y María Elena pudo haber sido algo muy
bello, una historia como de Friends, como de Ross y Rachel. Las cosas no
sucedieron y me quedo el gusto al menos de compartir algo con ella,
nuestro gusto por esta serie que no me canso nunca de volver a ver, y
que de hecho tengo todos los capítulos.
Y aun así, cuando pasan
alguno en la tele lo vuelvo a ver, no importa que ya me sepa los
diálogos, las bromas y lo que va a pasar, es ese el momento donde me
“desconecto del mundo”, donde estoy yo ahí con esos “amigos” de Nueva
York, ya sea en el apartamento de Mónica o en el Café “Central Perk”,
donde transcurren la mayoría de las situaciones.
Friends me
dejo grandes recuerdos, gracias a esa serie pude ser otra persona y
dejar atrás un pasado que me lastimaba, me dejo muchos amigos, y los que
sigo haciendo también. Así que solo tengo agradecimientos para los
escritores, productores, y sobre todo, para esos 6 actores que marcaron
mi adolescencia y mi vida adulta… Gracias por siempre F.R.I.E.N.D.S….
Saludos!