lunes, 28 de diciembre de 2009

FIESTAS NAVIDEÑAS.

Los enormes arboles de naranjas servían de techo infinito a los pequeños primos que jugábamos bajo su sombra.



Las flores de azahar, tan blancas como el significado de su nombre aromatizaban todo el ambiente, mientras nosotros jugábamos al "burro pateado", al "18", "policías y ladrones" y a las escondidillas.

Era 24 de diciembre. Las naranjas que estaban en temporada, se aglutinaban en racimos de 5 ó 6, cayendo al vencer el peso de la rama, impactándose contra el suelo y abriéndose de par en par, dando un aroma extra al ambiente, combinándose con el olor del pasto recién cortado que aparentaba una hermosa y fresca alfombra verde.



Ese día, como todos los años, todos los "Armani" de la colonia nos juntábamos en casa de mis abuelos paternos. Tíos, primos, padres, vecinos y conocidos desfilábamos por la sala, por la casa, por el patio. Mi abuelito cumplía un año más en este día, lo que lo hacía un día por demás especial.

Las ollas de aluminio concentraban en su interior los tamales destinados a satisfacer nuestra hambre. La receta era tradicional de mi abuelita, e impacientes esperábamos la orden de ataque. La consigna era no dejar uno solo.



En la olla de barro ya humeaba el atole de piña, otra receta que venía a complementar la exquisitez de la cena.

Las maripositas en el estomago empezaban a revolotear dentro de mi, venían las primitas lejanas de USA a pasar la navidad con la familia. Eran estas primitas hijas de la tía, del sobrino del cuñado del abuelo del tío y así, una interminable cadena de parentesco.

Ellas eran las perseguidas en "policías y ladrones", eran las mas buscadas en "las escondidillas", y una de las razones por las que yo recuerdo aquellas noches de navidad en Tamaulipas, tan especiales.



Las luces de bengala brillaban y eran lanzadas por los aires, simulando estrellas fugaces, quizás aquella estrella de Belén que guio a los reyes magos.

Mis padres, me hablaban. Había llegado uno de los momentos mas especiales para mi. Lanzar arriba del techo de la casa, la carta de navidad para Santa Clos. Después de varios intentos infructuosos, mi padre me ayudaba, y mi lista de deseos iba a parar arriba del techo de la casa. Dicha carta cabe mencionar, siempre empezaba con el deseo de "la paz mundial" o "Que los niños no tuvieran hambre nunca", esto con el fin de que Santa viera que yo era un niño bueno y me trajera lo que le pedía jajaja.

De ahí me iba a mi casa, a veces solo, en la mas profunda oscuridad por las calles de Ciudad Victoria, pero con la conciencia tan tranquila, y seguro de que en esas fechas no había nada de maldad, que iba sin miedo, sin siquiera voltear hacia atrás para ver si alguien me iba siguiendo, pues "La navidad me protegía".



20 AÑOS DESPUES...

Ella está impaciente. Ha esperado esta fecha todo el año. La escuela se ha terminado y sin darse cuenta, ya está en la sala del aeropuerto de Ciudad Juárez, con su pequeña maleta en la mano, esperando la instrucción de abordar y partir hacia Monterrey primero, y hacia El Barretal, Tamaulipas (a media hora de Ciudad Victoria) después, a donde se llega por medio de una carretera flanqueada por arboles de incalculable edad, con hermoso follaje verde y puestos de venta de naranajas en las orillas.



Allá jugara con sus primitas, quienes la esperan impacientes. Correrá bajo los naranjos de la huerta de su bisabuelita (abuelita de su mamá). Cortara el cilantro fresco para la salsa que hará su abuelita. Se levantara en las mañanas con las notas musicales de los gallos y las aves que se posan en los arboles de limones y aguacates.



En las tardes, ira hasta el vado desde donde se ve el rio Purificación, con su eterno sonido de arrullo que duerme el alma y alienta el espíritu, bajo aquellos enormes arboles de mas de 10 metros de alto y entre cuyos troncos corren, trepan y huyen pequeñas ardillas.



Comerá las tortillas de maíz recién molido, la carne fresca que tiene un sabor extraordinario y la leche que sabe a leche, y ese exquisito queso que tan bien acompaña a todo.



Sus pequeños pulmoncitos se llenaran al máximo de ese aire limpio y puro que emana de todos los arboles, del rio, de las montañas, de mi querido estado, de mi querido Tamaulipas.

¿Que si la extraño? Con toda el alma. Desde que nació nunca pensé que mi vida quedaría tan ligada a la vida de ella. Pero no puedo ser tan egoísta, y por eso cada temporada navideña la veo partir con su abuela siempre, con su madre algunas veces, esperando que regrese pronto, y que me cuente de todo ese mundo maravilloso que los niños vemos (¿vemos? si, vemos).



¿Quién soy yo para quitarle ese hermoso mundo de momentos que colecciona cada día que pasa allá?

Ya regresará, y me contara todo con cada detalle, y me dará esa, su sonrisa tan especial, que me dice que hago bien al dejarla ir cada año, pues verla así de contenta, no lo pago con nada.



Saludos a todos, y gracias por acompañarme un año más en esta aventura.



FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO A TODOS!

sábado, 19 de diciembre de 2009

LA VENGANZA DE LOS NERDS, DE LA SERIE: POST REFRITOS.

Esta es otra historia contada en mi anterior blog, y trata acerca de mi vida estudiantil, específicamente un suceso en bachilleres 5. ¿Me acompañan?

Después de terminar 4to semestre (tronco común) me tocó escoger el grupo de “especialidad” al cual entraría, y éste grupo estaría conformado por materias especificas con la carrera que llevaríamos en un futuro, por los dos últimos semestres en Bachilleres 5.

Para los que quisieran estudiar medicina, por ejemplo, estaba el grupo de especialidad 2, el cual constaba de materias específicas y relacionadas con la carrera, como biología y química.

El grupo 3 era el de sociología, con clases como civismo y sociedad mexicana.

El 4 era el grupo “barco” que solo enseñaban español y literatura.

Yo desde un principio sabía que tenía que escoger el grupo numero 1, aunque no era del todo de mi agrado, pues ese grupo era el más difícil de todos, el grupo de físico matemático, con materias como cálculo diferencial e integral y física aplicada.



El último día que estaba en cuarto semestre y se nos paso lista, teníamos que decir, con conocimiento de antemano, un número, según el grupo de nuestra predilección, para ser colocados en dicho grupo.

- Maestra: Fulanita de tal…

- Fulanita de tal: 2 maestra.

- Maestra: Menganita de tal…

- Menganita de tal: grupo 3 maestra.

- Maestra: Sutanita de tal…

- Sutanita de tal: grupo 4 maestra.

- Maestra: Diesel Armani.

- Diesel: Ejem, ejem (aclarando la voz para que saliera fuerte, portentosa y cristalina jejeje) Numero 1, maestra.

- Todos: ¡Ooooooooooooohhhh!

- Diesel: ¿Qué? ¿A que los apantallé?

- Compañero 1: No, es que eres remalo para las matemáticas, por eso se nos hizo raro.

- Compañero 2: Si, de 6 no pasas nunca.

- Diesel: ¬¬ hijos de la shing….Tener compañeros así, o ser compañeros así…

Ps total, que sus comentarios no hicieron mella en mí, y como tenía que tomar ese grupo para llegar con algo de bases al Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez, donde cursaría Ingeniería Industrial, finalmente entre al grupo de los Nerds, el grupo numero 1, el de fisicomatemáticos, siempre imitados pero nunca igualados.

El grupo estaba muy difícil, las clases parecían ser impartidas en idioma chino tradicional mezclado con árabe precolombino jajaja. Todos los días llegaban los profesores a llenar el pizarrón de números, ecuaciones, x´s, y´s, z´s, que si el cateto “apuesto”, que si la “hipocondriaca” de un triángulo, en fin, terminología muy elevada para mi jajaja.

Así que se me ocurrió un plan durante algunos días para subir mi aprovechamiento de 6 a 10, o mínimo 9 y ser de los nerds más nerds. El plan era infalible y no dejaba cabos sueltos: Fui a un local de “Las Alitas” en Ciudad Juárez (Donde venden alitas de pollo) a comer alitas. Pero no, fue inútil… Comer Alitas no me hizo más inteligente.



Desistida esa idea, busque acomodo en un grupito. El salón, aunque todos éramos “fisicomatemáticos” estaba dividido en varios grupitos, que a continuación describo en orden de importancia:

Los fisicomatemáticos guapos y ricos:



Podías tener una de las dos cualidades del grupo. Teniendo ambas eras un Dios que no necesitaba a los demás en el salón. Eran populares, deseados por los demás miembros del grupo y de los otros grupos, en si, por toda la escuela. Vestían con ropa y accesorios de marca. Si eras guapo o guapa, pero no rico, tenias que ser lo suficientemente guapo o guapa para ligarte a una rica o un rico y pertenecer al grupo, por asociación. Si eras rico o rica pero no guapo o guapa, tenías que tener el suficiente dinero para ligarte a una guapa o a un guapo.

Los fisicomatemáticos deportistas:



Eran los clásicos fisicomatemáticos que iban con su chamarra de universidad de lana con mangas de piel, aunque estuvieran en la preparatoria. Siempre con un balón de americano en las manos (ellos) y una pelota de Vóley (ellas). Siempre andaban en eventos deportivos, prácticas o eventos. Eran generalmente dispensados de clases o algún examen “por andar representando al plantel” en algún evento deportivo a nivel local, estatal o nacional.

Los fisicomatemáticos nerds.



Eran los mataditos del salón. Con promedio de 10. Ellos parecían saber el chino tradicional o el árabe precolombino, pues entendían todo perfectamente, eran los primeros en terminar los ejercicios. Solo se juntaban entre ellos y al final del mes o del semestre no los veíamos pues estaban exentos de hacer el examen, ya sea porque tenían promedio limpio de 10, o porque tenían tantos trabajos extras, que tenían puntos para sacarse un 15 ó 16, no solo el 10. Ellos eran “tentados” constantemente por los del grupo rico y guapo para ayudarles a pasar algún examen o hacer algún trabajo. Después de dicha ayuda eran despreciados y negados por sus “amigos” guapos y ricos… hasta el siguiente examen.

Los fisicomatemáticos “El resto”.



Aquí estábamos todos los que ni eramos guapos ni ricos, ni deportistas sobresalientes, ni nerds. Teníamos nuestro talentillo tan oculto y no lo mostrábamos a nadie, que pasábamos a ocupar un lugar con toda la bola que no encajaba en algún lado. Los ricos y guapos ni nos volteaban a ver, los deportistas no nos escogían para hacer equipos en deportes, los nerds no nos pasaban los exámenes, y sin embargo, creo como muchos del resto, que fueron de los mejores años de mi vida.

Pues bien, sucedió un día que el profesor de ciencias de la tierra nos tenía hasta el gorro de trabajo… a todos.

- Profesor: Ah, con que ustedes son “los más listos”? pues más trabajo para ustedes.

Muchas veces fueron las que se porto déspota con nosotros. Nos humillaba cuando podía. Los exámenes sorpresas no se hacían esperar. Calificaba según su escala de conocimientos y no basados en los libros que llevábamos, según El, “El sabía más que todos esos libros!” “Los libros estaban mal”.

Una de esas veces, en que ya estábamos hartos de él, sucedió.

Sonó la campana del receso. Era hora de volver a clases, y precisamente a su clase. Pero no, no entramos. Previamente habíamos acordado reunirnos en el patio de la escuela para hacer un manifestación contra el “Dictador Fascista.



Al ver que no entrabamos al salón, el profesor salió a ver donde estábamos. Nos vió, y de inmediato se fue a la dirección, de donde regreso con varios prefectos.

Pero nosotros, raro en nuestro grupo, estábamos todos unidos y no nos íbamos a dejar. El único trabajo había sido convencer a una nerd de que se sumara a la causa, pues “no quería faltar a clase”, pero prometiéndole una cita con un compañero del grupo guapo y rico (jajaja cosa que no le cumplimos jejeje) aceptó sumarse a la causa.

- Fisicomatemáticos: Seno, coseno y tangente, seno coseno y tangente, arriba nuestra gente!!

- Prefecto: Alto muchachos, alto! Que esta pasando aquí?

- Fisicomatemáticos: Pi 3.1416, Pi 3.1416, que nos den otro profe y se vaya éste ojeis!

- Prefecto: Váyanse a su salón, si no quieren un reporte general, y que les hablemos a sus papás.

- Fisicomatemáticos: Estos nerdos no se van, estos nerdos no se van. Se ve, se siente, el 1 está presente, se ve, se siente, los nerds están presentes!

No, si traíamos una rimitas bien pegajosas jajaja.

Al ver los prefectos que nada podían hacer y no entrabamos en razón, trajeron la artillería pesada.

No me hagan mucho caso, pero creí ver que en un charquito de agua cercano, retumbaba y se formaban pequeñas ondas en la superficie, mientras se escuchaba un sonido a lo lejos. Eran los pasos de… El director!



El director ya estaba enterado del asunto. Pedíamos la destitución de ese profesor.

- Director: A ver, acompáñenme 3 de ustedes a mi oficina.

- Fisicomatemáticos: Vamos todos, o no va nadie, somos un grupo unido!

- Director: No sean necios! No caben todos en mi oficina.

- Fisicomatemáticos: Ah caray, si cierto.

Hicimos “Teamback” para ver quienes iríamos.

- Compañero: Están pensando lo mismo compañeros?

- Diesel: Simón, se me hace que Marcelita es 36 D de brasiere.



- Compañero: No, eso no we. Que es hora de escoger delegados que vayan a negociar.

- Diesel: Si, y eso también :P

Ps que me va tocando ir junto con otros dos compañeros.

- Diesel: Compañeros, ahí regreso, no se vayan a clavar el letrero porque es mío!! (jajaja).

Para no hacérselas muy larga (sin albur) fuimos a dialogar con el Director y después nos mando al salón, prometiendo arreglar la situación.

Llegaron los prefectos con unas hojas, que no resulto otra cosa que exámenes psicométricos, para evaluarnos psicológicamente, con el test de Raven, un examen que analiza el coeficiente intelectual.



Pero ps esos exámenes a los nerdos nos hacían los mandados y los pasamos sin problemas jejeje.

El maestro resulto estar sindicalizado y no podía ser despedido, pero si fue removido de su clase y puesto a dar otra. No nos volvió a tocar con él.

El movimiento había triunfado, y esa fue la primera y única vez en que todo el grupo estuvo unido por un fin común.

Saludos!!

viernes, 11 de diciembre de 2009

EL VIAJE DE ESTUDIOS A VERACRUZ (COMPLETO)

Finalmente, siendo la 1:12 de la mañana, terminó el relato "refrito" de mi viaje a Veracruz. Espero les guste. Está completa la historia y dividida en pequeños capítulos para facilitar la lectura de la misma, saludos!

PRÓLOGO.

Hace algunos días, buscando unos documentos importantes entre tantos papeles, carpetas, folders y demás mugrero que almaceno, me encontré algunas fotografías sobre aquel viaje escolar que realicé a la Ciudad de Veracruz, hace algunos años. Así que se me ocurrió volver a postear la historia del viaje.

Espero que les agrade la historia como aquella vez primera que la conté, pues es una historia de mi juventud (jejeje habló el anciano), de la cual guardo buenos recuerdos y momentos que no se me olvidarán en lo que me quede de vida. Saludos a mis dos o tres lectores (Como diría el maestro Catón) y aquí empiezo la narración.

CAPÍTULO 1

Como ya comenté en algunas ocasiones, nunca tuve novia en la preparatoria, menos en la secundaria, siendo el principal obstáculo no tener auto en el cual poder invitar a una chava a algún lado. Mi vida se iba en amigos, futbol y eso sí, muchos amores platónicos. Era común tener una artista de cine o televisión, a la cual defendíamos a capa y espada contra nuestros propios amigos, y a la cual ya sabíamos entre los amigos, que no podíamos voltear a ver a "el amor platónico" de cada uno de nosotros, estaba prohibido que nos gustara la misma artista, o peor aún, la mis chava en la vida real.

Yo tenía varios amores platónicos, tanto artistas como de la vida real, una de ellas Mayra Ramírez, una muchacha de tez blanca, pecas en los pómulos, ojos verdes, un cabello lacio que le caía hasta el hombro, estilo Cleopatra, y unos labios rojos, rojos. A ella la había descubierto una vez en el patio escolar haciendo deportes cuando estaba yo en 1er. semestre de Bachilleres 5. Tiempo después me enteré tanto de su nombre, como de casi toda su vida. Era una alumna aplicadísima, que había salido de la primaria y secundaria con promedio de 10 y era sumamente estudiosa.



(Foto de una actriz muy parecida a Mayra)

Un día, ya en 6to semestre, decidí que había llegado el momento de dar el primer paso (jejeje lo sé, ya 2 años y medio después de que la conocí) pues quería pasar del "amor platónico" al real, pues era bueno admirar a una artista, pero mucho mejor debería de ser tener a alguien de carne y hueso. Y ella era la indicada para pasar al siguiente plano. Así que armándome de valor, la empecé a seguir después de la salida de clases. Siempre salía ella de la escuela y yo ahí detrás, como a 10 metros, caminando como zombie, agarrando valor para decirle: "Mucho gusto, me llamo tal, te gustaría salir a algún lado?" Etc.




Sentía mal el estómago, no sentía maripositas, sentía mariposotas, trataba de acercarme más mientras ella camina en dirección a su auto que tenía estacionado algunas cuadras más adelante, pero era imposible. Mis piernas no cooperaban, la voz llamándola no salía y por fin ella llegaba a su auto y se iba.

Y ya estaba yo como el chavo del 8: "Si le digo", "Si le digo".

Pero ese "si le digo" no llegaba y no llegaba, hasta que un día...

CAPÍTULO 2.

Cierta ocasión, quizás el día número 80 que la seguía, después de que ella salía de clases rumbo a su auto (A partir de 2do semestre, ella se había cambiado al turno de la mañana, mientras yo permanecía en el turno vespertino) iba yo como siempre, atrás de ella algunos metros, tratando de hablarle:

- Diesel: May....ra...... May....ra....(con voz infrasónica que apenas podría escuchar algún perro).

Pero era inútil, la voz no salía, y mi estómago era un caos de nervios.

- Mayra!!!!

Una voz retumbó en toda la cuadra. Pero... No había sido mi voz.

Miré hacia atrás y vi como dos de mis amigos me habían seguido, y eran ellos quienes habían gritado, ante mi falta de... valentía.

Regrese mi vista al frente y entonces la vi a Ella, se había detenido y me miraba fijamente, no había ya escapatoria. Gulp.

- Mayra: Si?

- Diesel: Este... tu eres Mayra verdad?

- Mayra: Sí, soy Mayra.

- Diesel: Ah bueno, yo soy Diesel.....




(Bolita del desierto pasa rodando entre los dos...)

Ella me observaba como diciendo: Que más, wey?

(sonido de grillito)

- Diesel: Bueno... este... ya me tengo que ir, ya tengo que entrar a clases, bye.

Y me salí corriendo en dirección contraria a Ella.

Ese fue mi gran momento de amor con Mayra jajajaja. Con más tiempo conseguí su teléfono, y le hablaba más o menos 2 veces por semana, con cualquier pretexto. Siempre tratando de hacerme el "chistosito", y hasta preparaba un acordeón con mis mejores "Chistes" o "anécdotas graciosas" jajaja. Faltando aún varios años para que Adal Ramones hiciera su primer programa de "otro rollo" y del famoso monólogo, yo ya hacía mis pininos en dicho arte de entretener a alguien más con mis anécdotas o "piñaventuras".

Paso el tiempo y nunca le dije nada a Mayra. Nunca la invité a algun lado. Salímos de preparatoria (Bachilleres 5), y ella entró a estudiar odontología, mientras yo sin saber que quería estudiar, había ingresado a la carrera de Ingeniería Industrial al Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez, a estudiar lo mismo que había estudiado mi papá.




Apenas llevaba un semestre cuando cambiaron a mi padre de nuevo a Ciudad Reynosa, Tamaulipas, y a toda mi familia (incluyéndome a mí) también. Yo me sentía morir. Aunque nunca le había dicho nada a Mayra de mis intensiones con ella, yo era feliz viviendo en la misma ciudad que Ella. Lloré mucho en Cd. Reynosa e hice todo lo posible para regresar a Ciudad Juárez. Hablé con mi padre y le confesé que quería estudiar odontología, pero no en Reynosa, sino en Ciudad Juárez. Se quedó pensativo un momento y aceptó mandarme de regreso, junto con mi madre y mis otros hermanos. El se quedaría en el hotel donde estábamos hospedados mientras conseguía una casa, y después de 1 año mi familia se regresaría con Él a Reynosa, dejándome ya instalado a mí en Ciudad Juárez y encaminado en la nueva carrera que estudiaría (cosa que nunca ocurrió, pues al cabo de un año el que regresó con nosotros a Juárez fue Él, pues pidió de nuevo su cambio para acá).

Llegué, terminé el primer semestre de Ingeniería Industrial en el ITCJ, y apliqué en la Universidad para entrar a la carrera de Odontología, examen que pasé, y así entraba a 1er semestre.

- Por fin la veré de nuevo, pensé.

Y efectivamente, el primer día que entré a la Universidad iba camino a mi salón de clases cuando la vi, recargada en un auto... con su novio.

CAPÍTULO 3.

Sé que nunca le dije nada, que no tenía derecho a sentirme mal. Había recorrido 1200 kilómetros de regreso a Ciudad Juárez y no me había puesto a pensar si ella tendría novio a éstas alturas. Pero sí, tenía uno, y que novio! 1.90 mts., complexión atlética, ojos azules, barba partida, pelo "ensortijado", sonrisa perfecta, tenía así la marca de que se rasuraba y le seguí quedando barbitas minúsculas. La verdad si yo hubiera sido mujer también se me hubieran caído los chones jajajaja (si no se me cayeron los pantalones nadamas porque traía el cinturón bien apretado jajajaja ah no verdad??!).




Y así, me "soplé" un año viéndolos en el instituto de odontología, besándose en los pasillos (inches exhibicionistas jajaja :P), caminando de la mano por los jardines del campus, etc., etc.

Yo por mi lado me destrampe, dije: "Ingue su!". Me dejé crecer el cabello, me convertí en tomador "social", me la pasaba en el centro de cómputo teniendo cibernovias, las clases me valían medio comino, no entraba a las disecciones de cadáveres porque me daban asco, me iba con amigos a los antros, a las fiestas, en fin, que no se ni como pasé de semestres.

Conocí a algunos amigos, entre los que se encontraba Javier, un veracruzano que había llegado a la ciudad expresamente a estudiar odontología. El conocía Tamaulipas, y al ser yo de allá, hizo que simpatizáramos. Yo le daba "rait" a su casa los sábados, que teníamos la clase de Bioestadísticas. Era por así decirlo, mi mejor amigo, no imaginaba que esa amistad se pondría a prueba dentro de algunas semanas.

CAPÍTULO 4.

Cierto día que llegaba al edificio principal del instituto de odontología en la UACJ, me llamó la atención ver una hoja de papel pegada en uno de los vidrios de la entrada. Me quede leyendo y vi algo parecido a esto:

"Gran viaje estudiantil a Veracruz, será una semana divertida, conocerás amigos, asistirás a pláticas relacionadas con tu carrera y estarás en una de las ciudades más hermosas de la república. Autobús, hospedaje, alimentos, congreso, todo por $1500 pesos. Comunícate con Daniela R."

Apunté el número y llame al siguiente día. Se iba a realizar un congreso de una sociedad de estudiantes llamada CEMEO (Confederación de Estudiantes Médicos Especialistas en Odontología, algo así :P). La universidad anfitriona sería la UV (Universidad Veracruzana) y asistirían estados del sur del país, además de la invitación que le habían hecho a la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y a la Universidad Autónoma de Nuevo León.

El costo sería de $1500 pesos, incluía transporte, alimentación y hospedaje. Se me hizo accesible, así que junte todos mis ahorros de los dos últimos años. Como ví que eran $23 pesos con 50 centavos, pues hice lo más lógico posible. Aun quedaba tiempo, así que tome la sección de Clasificados y estuve leyendo un rato hasta que llego mi papa, le pedí el dinero, me dijo que sí, y así, estaba ya todo listo para emprender esta aventura.

Otro día me enteré que mi amigo Javier también iría al viaje, pues siendo Veracruz su estado natal, no se perdería la oportunidad de ir. Además, los que íbamos a ir al congreso teníamos el permiso de faltar una semana completa a la escuela, así que pues era un "plus".

También iría otro amigo de Javier llamado Erón, que era también veracruzano, de un pueblo llamado Tecolutla, Ver. Yo a Erón lo conocía poco, pero me caía bien. Después empezamos a tratarnos más y vi que era gente sencilla y honesta.

Cierto día antes del viaje vi a Mayra bajando las escaleras del instituto. Cabe mencionar amable lector, que yo no le volví a hablar a ella desde que regrese, por lo que si la veía en la escuela cuando yo iba de un salón a otro me hacía el que no la conocía. Me sorprendió que un chavo la estuviera videofilmando y ella bajaba como "modelando", se daba una vuelta, sonreía al chavo que la tomaba con la cámara. Y le pregunté a Javier que si no sabía qué pasaba.

- Javier: Si, es que ella también va ir al viaje de Veracruz, y como habrá muchas competencias entre las diferentes delegaciones, ella participará como representante de la delegación que irá de la UACJ, en el concurso de belleza.

Sopas perico! Lo que me faltaba.




CAPÍTULO 5.

Todo estaba listo para el viaje. Nos habían citado en el puente internacional de la avenida Lerdo, en Ciudad Juárez, para que nos revisaran el equipaje en la aduana. Nos habían pedido que llegáramos a las 4 de la mañana, pero yo me había despertado mucho antes, pues me había ofrecido a pasar primero por mi amigo Erón, quien en ese entonces vivía en el sur de la ciudad.

Llegamos al puente internacional, me despedí de mis padres, me dieron dinerín en un sobrecito, y pase al semáforo fiscal para la revisión. Para mala suerte mía, me toco de los pocos focos rojos, y tuve que abrir mi maleta y enseñar hasta mis calzones de "la frutita" (Fruit of the Loom).




Nos tocó sentarnos hasta la parte de atrás del camión, cerca del baño, pues hasta adelante se sentaron las mujeres, después los "populares", y atrás toda la perrada, entre quienes nos encontrábamos Javier, Erón y yo. Aunque cabe mencionar que Javier era en parte de los populares, pues estaba en el equipo de futbol de odontología y conocía a la mayoría de los que iban en ese camión, y ellos lo conocían, pues también cabe mencionar que era el goleador del equipo. Me tocó sentarme con Erón, Javier iba en el asiento de al lado de nosotros.

El camión era antiguo, tenía como una joroba en la parte superior que le daba la apariencia de ser de dos niveles, pero era solo de uno. Apenas acompletamos de asientos, pero como repito, por ir cerca del baño el olorcito no era muy agradable.

Emprendimos el trayecto y pasamos por Chihuahua y de ahí nos desviamos a Zacatecas. Ya había oscurecido cuando llegamos. La ciudad estaba hermosa, y el chofer quería descansar. Ya era tarde y la verdad estábamos también nosotros muy cansados y fastidiados. La ciudad estaba atravesando por un congreso no se dé que, y no encontramos estacionamiento libre en el centro o en algún café. Salimos un poco solamente a "estirar las patas" mientras el chofer trataba de dormir, pero a los pocos minutos nos pidió una patrulla que nos moviéramos. Compramos algo de comer en una gasolinera que estaba a la salida y tomamos carretera de nuevo. Cabe mencionar que los precios de todos los lugares a donde llegábamos por una soda o algo pequeño de comer, le parecían exagerados a Javier, por lo que refunfuñando se regresaba al camión. Como yo traía una buena provisión de dinero, no me importaba compartir con El, pues yo sabía que casi no traía, así que compraba para los dos y llegaba yo de regreso al camión con una soda extra o un "chanwis" extra para El, quien me repetía que no es que no trajera dinero, sino que se le hacía muy caro y abusivo el costo. Yo solamente le decía que lo sabía, que no se preocupara.

Por el camino me tocó ver una procesión en la madrugada, serían las 3 de la mañana cuando al lado de la carretera iba un grupo de gente de un pueblo a otro con antorchas encendidas. Nunca supe si era procesión de alguna parroquia o es que iban a linchar a alguien.




Llegamos más adelante a una cafetería en medio de la carretera. Todos bajamos, pero al poco tiempo yo me regrese solo al camión, estaba cansado y quería descansar. Solamente estaba el chofer. Me acomodé en mi asiento mientras mis demás compañeros estaban en el merendero. De pronto pude distinguir como una silueta entro al camión y tomó asiento en la parte de adelante. Afinando bien la vista, pude distinguir que era...Mayra.

¿Y si le hablo? Y¿ si le saco plática? ¿Qué andas haciendo por estos rumbos a las 3 y media de la mañana?

Estaba como hacía algunos años, como siempre, con un nudo en el estómago y a unos metros detrás de ella, queriéndole decir tantas cosas, solo ella y yo. Años más tarde vi una película donde se dice que las cosas se tienen que decir, porque pasa el tiempo y si no se dicen, pasa el momento, pasa la magia del instante, y así pasó. No me atreví a acercarme a ella, y ahí, en un pueblito de algún camino perdido de México, estábamos ella y yo, pero dejé pasar el momento, hasta que llegaron sus amigas, y minutos después todos los demás. El chofer ya había descansado y continuamos nuestro camino hacia la ciudad de México, nuestro próximo punto del recorrido. Los problemas apenas iban a empezar...





Continuará...

CAPÍTULO 6

Faltaban algunos kilómetros para ingresar a la ciudad de México cuando el chofer nos dijo que lo más seguro era que al entrar al DF nos detendría alguna patrulla por ser foráneos. Y dicho y hecho, eso mismo sucedió. Después de arreglarse con el policía, que alegaba que nuestro numero de placas ese día no circulaba, quisimos seguir nuestro camino, pero fue imposible. El camión se negaba a encender.

- Chofer: Vayan a dar la vuelta un rato muchachos, ahorita lo arreglo y continuamos el viaje, los veo aquí en una hora.

Varios de nosotros descendimos y fuimos a caminar por los alrededores, pero admito que con un poco de miedo, pues la ciudad de México no tenía precisamente la famita de ser una ciudad muy segura.

Pasada la hora regresamos todos y teníamos dos noticias, una buena y una mala. La buena es que el autobús ya había arrancado, la mala era que no aguantaría mucho y por lo mismo, el chofer nos llevaría a la terminal de autobuses sur, de la ciudad de México, para de ahí trasladarnos a la ciudad de Veracruz, por nuestros propios medios. De ahí, el chofer iría a un taller a arreglar el vehículo en el que habíamos viajado cientos de kilómetros, pero sin saber a ciencia cierta cuanto se tardaría.

Esa fue la primera vez que la gente se empezó a quejar de la organizadora, Lizbeth Valles, pues mientras todos nosotros nos tuvimos que encasquetar el viajecito en autobús medio fallento, ella llegaría al siguiente día a Veracruz vía Juárez - DF -Veracruz, en avión.




Total, que llegamos a la central de autobuses y todos salimos corriendo a buscar boletos para llegar ese mismo día a Veracruz, íbamos corriendo como en la película de mi pobre angelito por la terminal de autobuses, la gente solo se nos quedaba viendo como diciendo: Y estos locos?




Llegamos a la ventanilla de una empresa de autobuses, pero nos dijeron que ya no había boletos para Veracruz, sino hasta unas horas más tarde. En otras, si había boletos, pero no los suficientes para todos nosotros, que éramos alrededor de unos 40 ó 50 personas.

- Algunos: Ah no, nos vamos todos juntos, somos un grupo!

Pero esa "unión grupal", se fue esfumando cuando en las demás líneas de autobuses no encontrábamos cupo.

Por fin se decidió lo siguiente: 30 de nosotros nos iríamos en el autobús que estaba a punto de salir a Veracruz, por vía larga. Los restantes nos iríamos en un autobús que pasaría primero a Puebla, y de ahí con toda seguridad, transbordaríamos en otro autobús hacia Veracruz.

Claro que los "populares" agandallaron los asientos para partir en ese mismo momento a Veracruz. Javier también subió en el primer grupo. Erón por su parte, tomo otro autobús hacía su pueblo natal, Tecolutla, Ver, pues antes de llegar al puerto con todos nosotros iría tres días a ver a su familia, trasladándose posteriormente al hotel sede en Veracruz. Mayra también subió al primer camión, y yo, con los boletos directos a Veracruz ya ocupados, tuve que comprar boleto para la ciudad de Puebla, junto con otros compañeros desconocidos para mí.



CAPÍTULO 7.

El autobús hacia Puebla era cómodo. Recuerdo que pasaron una película llamada "Vacaciones" algo así. Y el camino hacia Puebla fue de lo más tranquilo, entre cerros y mucha vegetación, con árboles altos y frondosos que nos hacían una muralla natural que nos protegía y nos hacía guardia. Subimos por algunos cerros, montañas, etc. Las nubes bajaron y rodearon nuestro autobús, y un buen tramo del camino nos toco entre una densa neblina.




Una hora después aproximadamente, llegamos a la ciudad de Puebla. La recuerdo hermosa, colonial, con casas muy bonitas. En la central nos bajamos las 8 ó 10 personas que habíamos abordado en México y nos dirigimos directamente a la primera ventanilla de autobuses para comprar el siguiente boleto, con destino a Veracruz. Para sorpresa de nosotros, ahí encontramos a Lorenzo, el jefe de grupo de la generación de odontología, presidente del consejo universitario, capitán del equipo de futbol de odontología y líder moral del instituto, era por así decirlo "El jefe" de todos, el "mero mero petatero" jejeje. El iba unos semestres más adelante que la mayoría de nosotros, pero le hablaba bien a todos. Había adelantado su viaje, pues tenía parientes en Puebla, y había llegado con una semana de anticipación a Puebla, y ahora, se disponía a ir a Veracruz, para alcanzarnos.
Le explicamos la situación y tomamos el primer autobús hacia Veracruz. Cabe mencionar, asiduo lector, que las protestas y malos comentarios contra Lizbeth, la encargada de organizar el viaje, aumentaban.

La llegada de mi autobús a la ciudad de Veracruz ya fue en la noche. La central era pequeña y medio descuidada para decir la verdad. Nos sorprendió que el grupo de los populares aún no hubiera llegado. Salí un momento a echar un vistazo a las afueras de la central y compre algo llamado "esquites" que no eran más que los elotes de vaso que se venden en Ciudad Juárez. Como a la media hora o cuarenta minutos aproximadamente, llegaron los compañeros "aborazados" que pensaron que saliendo directamente llegarían primero que los que haríamos escala en Puebla. Venían fastidiados, pues el camión que tomaron dio muchas vueltas y había ido bajando y subiendo gente en cada pueblito del camino.

Salimos todos de la central y el calor, pero sobre todo la humedad que se dejaba sentir era asfixiante. Se comunicó una compañera vía teléfono público al hotel en el cual nos hospedaríamos para confirmar la reservación, pero tenía malas noticias. Aún y con el tropiezo del camión en la ciudad de México habíamos llegado un día antes, y la reservación solo sería válida a partir del siguiente día a las 8 a.m.
Decidimos hospedarnos en un hotel económico esa noche, y la situación de los grupitos se volvió a dar. Los populares empezaron a repartirse los cuartos del hotel en que llegamos. Javier y yo aceptamos la invitación de Lorenzo y otro amigo de Él, y ocupamos una habitación junto con ellos. Esa noche fue de incertidumbre para mí. Estaba a cientos, muchos cientos de kilómetros de distancia de mi casa y de mi familia, situación por la que no había pasado antes.

La noche pasó sin contratiempos, solamente como repito, el calor y la humedad sofocante. Al día siguiente salimos todos de nuevo en taxi, pero ahora, con destino a una ciudad pegadita a Veracruz, llamada Boca del Río. Ahí estaba el hotel sede del evento del CEMEO.




El taxi era (o de seguro seguirá siendo) muy barato en Veracruz, pues los viajes nos salían si mucho en 15 ó 20 pesos, mientras en Ciudad Juárez ese mismo viaje costaría alrededor de 100 o 150 pesos.
Durante todo ese tiempo solo vi en esporádicas ocasiones a Mayra, pero me daba por bien servido con esos pequeños momentos.

La llegada al hotel "Playa Paraíso" no fue la excepción en cuanto a problemas, pues las habitaciones no eran suficientes para todo el contingente. Yo a esas alturas ya me había resignado a ser de los que no obtendrían habitación, y la sensación que sentía en cada "reparto de grupitos" era como cuando uno va a jugar basquetbol en la escuela y se empiezan a formar los grupitos, sabiendo uno que no es de los populares y que no será seleccionado luego, luego, y sería de los últimos.
Apenas se estaban aprestando los populares a ocupar las habitaciones que estaban disponibles, cuando la administración del hotel nos dio la opción de que, sin costo extra, ocupáramos algunos de nosotros los "búngalos" o pequeñas casas que estaban en los jardines del hotel, entre la estructura del hotel propiamente y la playa. Eran éstos búngalos casitas blancas de dos pisos y con capacidad de albergar hasta a 6 personas. Los populares se aprontaron a decir que ellos en esas casitas, y nos dejaron a los demás, simples mortales, las habitaciones en el hotel.

Todavía tuvimos que esperar un poco a que nos arreglaran las habitaciones, y conforme se iban arreglando, 4 personas iban tomando posesión de dicha habitación. Creo que está demás comentar que en el último grupito al que se le asigno una habitación estaba yo. Mientras arreglaban mi cuarto, me quede observando por los ventanales del hotel, la vista que se extendía hacia abajo, y hacia lo lejos. El mar se perdía en la inmensidad, y solo era interrumpido por unas pequeñas siluetas grisáceas, que representaban buques de la armada de México. El espectáculo era impresionante.

Por fin nos instalados en la habitación, Javier, Rafa (un chavo de odontología que, a pesar de ser buenísimo en los estudios y en el futbol, era muy retraído, y aún no terminaba de encajar en el grupo de los populares) y yo. El cupo restante de nuestra habitación lo ocuparía Erón, del que nadie se acordaba y que llegaría en dos días más.

Salimos a comer en el buffet que tendríamos en el hotel, y éste sería en las mañanas, en las tardes y en las noches.

Se planeó de pronto una ida al centro de Veracruz, específicamente al Malecón, a San Juan de Ulúa y al Café de la Parroquia para el día siguiente.




CAPÍTULO 8.

Después de almorzar la mayoría de la delegación Chihuahua, nos dirigimos a nuestras habitaciones para terminar de prepararnos para la salida a conocer la ciudad. El día siguiente habría en la noche una fiesta "rompehielo" en una discoteca local llamada "Ocean Blue", y las actividades del congreso empezarían al día siguiente también, dejando para ese día solamente la acreditación de las delegaciones y las inscripciones para los talleres, conferencias y eventos deportivos y culturales.

Yo la verdad estaba batallando. Mi cabello largo, que en ese entonces usaba estilo Beto Cuevas del grupo chileno "La Ley", no estaba hecho para el húmedo clima veracruzano y no había cepillo o peine que lo pudiera peinar.




El espray no se me ocurrió y el gel no lo usaba en ese entonces, así que mi larga cabellera, otrora lacia, ahora estaba estilo "semi-afro". Toda mi ropa, estaba arrugada, pues no había tomado la precaución de llevar una plancha. Así que amable lector, ya se imaginará mi pinta. Subí al vestíbulo del hotel, donde estaban ya grupitos de compañeros listos para salir de paseo.
Me sorprendió ver a Lizbeth, la encargada del viaje, que recién había llegado de la ciudad de México, procedente de Ciudad Juárez.
Ella era muy bonita, y muy popular entre la delegación de Juárez, pues era una persona muy sencilla, a pesar de que su familia era de mucho dinero. No obstante, ella no era presumida. Me había tocado alguna vez verla de cerca en una campaña de vacunación por colonias pobres, en la cual yo también había participado como parte de la clase de Salud Publica, que era una materia comprendida en el tronco común de la carrera de Odontología. Verla ese día, por colonias pobres, aplicando vacunas a los pequeños, siendo quien era ella, y no teniendo la necesidad de ir, me dejó ver que era una persona de buenos sentimientos.

El problema era que la mayoría de los ahí presentes estaban enojados con ella, pues se quejaban de la mala planeación de la asistencia al congreso, pero bastaron algunos minutos de explicaciones de parte de Lizbeth para que todo quedara aclarado para los demás, pues para mi, nunca hubo problema alguno con ella y sí comprendí desde un principio que las malas experiencias habían sido ajenas a ella.

Nos dividimos a la salida del hotel y empezamos a parar taxis para irnos estilo "auto sardina" en cada taxi alrededor de 8 compañeros. Llegamos al Malecón de Veracruz, con sus calles empedradas y con la hermosa vista del muelle por otro lado. Los barcos de pequeña "calada" de la secretaría de Marina de México estaban anclados en ese momento y eran muy llamativos. También se veía desde donde nos encontrábamos la isla de San Juan de Ulúa, fortaleza de defensa contra piratas y ladrones en tiempos pasados de la ciudad de Veracruz.




Decidimos que el tour empezaría por el Castillo que está en la isla, y nos dirigimos hacia allá. El cielo estaba muy gris, y amenazaba lluvia, pero esto era normal en esos días en la ciudad. Llegamos al Castillo y empezamos a tomar fotos. Tomamos el recorrido guiado por una persona experta en el castillo, que nos narró las historias que albergaban dicho reciento, entre ellas la más famosa, la de Jesús Arriaga, alias "Chucho El roto".

Durante este tiempo notaba yo muy raro a Javier, pues casi no había pronunciado ninguna palabra. Por fin, en una oportunidad le pregunte que que era lo que le pasaba. Lo que me contesto me saco mucho de onda:

- Javier: Es que.... te ves bien fachoso... ya deberías de cortarte ese cabello.

Sentí como si me hubiera caído al helado mar que estaba debajo de mis pies y alrededor del Castillo... No sabía que decir, me trabé y me saque mucho de onda. No pensé que el motivo por el que Javier estaba así era mi apariencia, que aunque era ajena a mi voluntad, pues era desaliñada y descuidada.

- Diesel: Pues... te prometo... (con un nudo en la garganta) que me lo voy a cortar ya, veras que sí.

A partir de ahí, en cualquier oportunidad que tenía me acomodaba el cabello con las manos, me acomodaba la ropa, y deseaba que ese paseo terminara de una buena vez.

Al llegar todos al hotel de regreso, nos encontramos con que uno de los grupitos populares tenía problemas de ideología con uno de sus habitantes, pues no pertenecía al grupo de los populares, y era un señor mayor que también era estudiante, pero que no congeniaba con los populares, por lo que ellos pidieron su cambio. Llegaron a nuestra habitación para solicitar un cambio del individuo por Rafa, el jugador del equipo callado. Pero como no estaba, Javier se ofreció a ser El, el intercambiado, y tomando sus cosas se fue.

Y ahí estaba yo, con mi familia a miles de cientos de kilómetros, con el cielo gris de la ciudad veracruzana, y con un amigo, que recién me dejaba solo a mi suerte.
El cielo no soltaba aún ninguna gota, pero yo, en la soledad de mi habitación, contemplando la inmensidad del mar, sentí como una gran gota resbalaba por mi mejilla. Y fue una de las primeras veces que me he sentido realmente solo.

CAPÍTULO 9.

Después de almorzar, nos dirigimos todos a la playa. Yo trataba de evitar a Javier en la medida de lo posible. Ya no me sentía cómodo cuando Él se presentaba por casualidad, y yo por mi parte, empecé a andar solo. En un centro comercial cercano al hotel, en las comidas, en las actividades, etc.

En la tarde jugamos todos un partido de "Touchito" una especie de futbol americano en la playa. La verdad no es por presumir, pero llamó mucho la atención mi rapidez y agilidad.

Expresiones como: "No manches, mira como corre este we!; Agárrenlo, que no se les pele!; Es todo Diesel, buenísima atrapada!". Hasta las compañeras me echaban porras.

Muchos de mis compañeros de equipo me preguntaban por qué con mi velocidad no estaba en el equipo de futbol de odontología. Yo simplemente nos les respondía y seguía haciendo mi juego, hasta que... en una atrapada salté y caí con todo mi peso en mi dedo gordo del pie, y solo escuche un "crack!"
El resultado fue un dedo morado, y mi salida del juego.

Más tarde sería el primer partido de basquetbol y de futbol, a los cuales había sido invitado a participar con los populares, pero gracias a la torcedura de mi dedo, no pude ingresar. Se esperaba mucho del equipo de Chihuahua, nosotros, en básquet, porque para el que no sepa, Chihuahua es el mero, mero en basquetbol en el país. Pero la verdad nos pusieron esa vez una arrastrada. La que sí pudo entrar a jugar fue para mi sorpresa Lizbeth. Lo que me hizo admirarla más, pues si bien, de cualquier forma perdimos, el juego tomó otro tinte, más relajado, más ameno.

En la noche, la fiesta en el Ocean Blue ni la consideré, pues aún estaba sacado de onda por el comentario de Javier.

CAPÍTULO 10

Al día siguiente tuve una buena noticia, mi amigo, mi otro amigo, Erón había llegado por fin al puerto, procedente de su pueblo natal. El ya tenía su lugar reservado por mí en la habitación que compartíamos Rafa, El señor rechazado y yo. Llegó a tiempo para cambiarse y colocarse el uniforme, pues empezaría un partido de futbol en unos minutos y partí junto con el al estadio de la UV, donde se llevaría a cabo el cotejo entre la UACJ y un equipo de la Universidad de Tabasco.




En el camino le confesé a Erón lo que había pasado con Javier. Me dijo que no me preocupara, y que simplemente lo ignorara. Que no lo necesitábamos para tener una estadía padre en la ciudad. Además de eso, me prestó dinero, pues mis gastos excesivos habían mermado mis finanzas. También me prestó su cuenta para pedirles a mis padres que me depositaran dinero extra, lo cual le agradecí pichándole (invitándole) una comida en el famoso Café de la Parroquia.
Como era poco probable que volviera a ir a comer ahí, maté dos pájaros de un tiro, pidiendo las dos especialidades del lugar: El café de olla, y un pescado a la veracruzana.




Después de degustar la rara combinación de alimentos, fuimos al Acuario de Veracruz, donde encontramos tanto a grupitos de nuestra delegación (entre uno de los cuales estaba Mayra) y de otras delegaciones. También vimos a Javier. Cuando le contamos que habíamos ido al café de la parroquia, se enojó, que por no haberlo invitado, pero ya a esas alturas lo que pensara o sus reclamos me valían... poco. Y así, disfruté del enorme acuario, viendo tortugas, delfines y hasta tiburones que nadaban arriba y alrededor de nuestras cabezas en lo que era una especie de pecera gigante.

En la tarde de ese día, se planeó la ida a un antro famosillo en Veracruz, llamado el Carlos n´Charlies. Igual que la vez de la ida al Castillo, nos fuimos todos amontonados en taxi. Al llegar, vimos que estaba todo lleno, así que mejor decidimos regresarnos al hotel y hacer una "lunada".




- Y si nos vamos a pie? -Sugirió alguien-.

- Estás loca?? Son como 10 kilómetros de distancia.

- Que tiene? Quien va conmigo?

Nadie decía nada.

- Yo si voy. - Dijo otra chava.

- No se pueden ir solas, yo voy con ustedes - Dije yo.

- Perfecto! Gracias...

- Pues yo también voy - Dijo Javier.

Y así, tuve el privilegio, mientras toda la demas delagación se fue en taxi al hotel, de acompañar a la "loca" de Lizbeth, cuya idea de irse caminando por todo el malecón y la rivera hotelera hasta llegar a nuestro hotel, me representa una de las caminatas mas agradables que he hecho en mi vida.

En el camino la conocí mejor. Es una chava de buenos sentimientos, sin malicia, con muchas ganas de vivir, y un optimismo para todo. Javier por su parte, se fue platicando con la otra chava que iba con nosotros, de nombre Rocío, y a la que Él pretendía.

Recorrimos con el atardecer la costa veracruzana, el cansancio ni se notaba. Entramos al vestíbulo del hotel Fiesta Americana, un hotel muy bonito, en el cual nos tomamos los 4 una foto.




Por fin después de alrededor de unas dos o 3 horas llegamos al hotel caminando por la playa. La lunada ya había empezado, y el tequila, la granadina, el jugo de naranja, la luna, la bohemia y la amistad de todos formó una perfecta mezcla que creo yo, aún recordaremos muchos de nosotros. Y como si una de una aparición angelical se tratara, Mayra hizo una pequeña aparición, pues se preparaba para el concurso de belleza del día siguiente y no se quería quemar con el sol veracruzano, que de hecho, permaneció oculto tras un cielo gris la mayoría del tiempo que estuvimos allá. Yo me tomé fotos, con mi recién nueva amiga Lizbeth, lo que ocasionaba la admiración y extrañeza de casi todos, como la chava mas popular de la generación de odontología pasaba demasiado tiempo conmigo.

En fin, la mañana siguiente siguieron las actividades y conferencias en el salón del hotel. Conferencias que a lo mucho tendrían de 5 a 10 personas de público, pues dichas platicas las habían programado como a las 8 de la mañana, hora en que muchos de nosotros apenas íbamos regresando al hotel a dormir jejeje.

Más tarde hubo exposiciones regionales, donde Lizbeth participó, con un "stand" donde coloco Sotol, carne seca, fotos de Chihuahua y cestas de mimbre hechas por artesanas tarahumaras. Por cierto, ganó el primer lugar, y la delegación de Chihuahua iba al tope de la tabla en las actividades, con mas primeros lugares que las otras delegaciones.

En la noche, sería el "evento magno". El concurso de belleza de las representantes de las delegaciones. Yo iba con el nervio de ver a Mayra, a quien la verdad no vi mucho durante el viaje, pues se la pasó indispuesta en su habitación, y estudiando y preparándose para su participación en el concurso.

Llegue y aparté una mesa en el salón de eventos del hotel. Poco a poco fueron llegando personas, algunas conocidas, otras no tanto. También llegó Lizbeth, y todos después, apoyando con unas latas llenas de piedritas, que Lizbeth había preparado para "hacer ruido" en apoyo a nuestra representante, Mayra Ramírez.

Una a una se fueron presentando las concursantes, quienes iban ataviadas con los trajes regionales de sus estados:

- Buenas noches, soy fulanita de tal, y vengo de Tabasco.

- Hola Buenas noches, vengo de la bonita tierra de Yucatán.

- Que tal amigos y paisanos, soy la representante de Veracruz!

Y entonces sucedió:

Un hermoso ángel lleno de luz, con un vestido de algodón blanco, una banda roja en el cabello (indumentaria regional de Tarahumara, grupo étnico de Chihuahua), y una mirada hermosa, se presentó:

- "Vengo del lugar, donde la tierra es herida por las Barrancas del Cobre, hermosa maravilla natural orgullo de México. De la tierra donde el sonido de las cascadas de Basaseachi alientan el alma de mi pueblo y el lago de Arareco, es un espejo mágico que refleja el cielo de mi bella región, soy Mayra Ramírez, y vengo del hermoso estado de Chihuahua!




La euforia total en la mesa de la delegación Chihuahuense! Ruido, aplausos, vivas, hurras, cantos? Si, cantos, las primeras estrofas del corrido de Chihuahua empezaron a sonar en nuestras gargantas, aunque varios de nuestra delegación no eran chihuahuense naturales, si no sentíamos chihuahuenses como el que más!

- Yo soy del mero Chihuahua, del Mineral del Parral!!! Y escuchen éste corrido que alegre vengo a Cantar, que bonito es Chihuaaaaaaaahuaaaaaaaaaaa!! Ajuuuuuaa!!!

No es porque Mayra fuera mi amor platónico de ese entonces, pero era la más bonita y más preparada.

Después de varios minutos, por fin el anunciador dijo:

- Tercer lugar: La representante de... Chiapas!

- Segundo lugar: La señorita de... Veracruz!

- Y ahora, el primer lugar: Y es para.... Ciudad Juárez!!!!

Mas euforia, gritos, las latitas con piedritas sonando a todo lo que daba.

- Toda la delegación de Juárez: Juárez, Juárez, Juárez, Juárez!!! Ciudad Juárez es numero uno!! Ciudad Juárez es the numer one!! Y la frontera más fabulosa y bella del mundo!!!

Todo mundo se formó en el vestíbulo para felicitar a Mayra, yo también. Faltaban solamente una persona adelante de mi para felicitarla, cuando me salí de la fila. Hasta ahí había llegado mi valentía. Regresé a mi mesa, que en ese entonces ya se había vaciado. De pronto llego Erón y después Javier. Vino también Rocío y... Mayra, quien se sentó en el asiento de honor. Yo la veía de reojo mientras platicaba con Rocío, y era interrumpida constantemente por personas o compañeros para felicitarla.

Entonces sonó una canción que me trae aun agradables recuerdos, llamada “Fading like a floweer”, del grupo Roxette, y aun al escucharla me transporta a aquella noche, donde no le hablé a Mayra, pero estuve ahí a pocos centímetros, compartiendo la mesa y la cena con ella.

Poco a poco todos nos fuimos yendo a dormir. Al final, me quedé solo y para sorpresa mía, estaba una cámara muy buena, de marca Minolta, y que según mis conocimientos "camarísticos" estaba valuada en alrededor de unos 5000 a 6000 pesos, en el centro de la mesa. Pero, no había ya nadie conocido en el salón, y unos pocos integrantes de otras delegaciones también ya se estaban retirando.




Tomé la cámara y me la llevé a mi habitación. Comente el hecho con algunos compañeros con quienes compartí la mesa, pero nadie sabía de quien era.

Llego el momento de partir. Esta vez Lizbeth nos acompañó en el camino de regreso. Unos momentos antes de partir, hice lo que no había podido hacer por alguna u otra cuestión. Llegue a la playa, y aun vestido y todo me adentre al mar, que en ese momento estaba helado, pero no me quería ir sin poder adentrarme en sus aguas. Me despedí pero prometí volver algún día, a recordar los buenos momentos que había pasado ahí.

Del camino de regreso no recuerdo mucho, pues mi memoria entró en un trance de somnolencia que no me hizo darme cuenta de donde estaba, solamente ya cuando íbamos entrando a Chihuahua. Mayra, me fije, constantemente se bajaba en cada parada del autobús al baño. Después me enteraría que era porque estaba embarazada de su novio y tenía que volver el estomago por las nauseas. La noticia, me la dio (creo que con un poco de gusto) mi "amigo" Javier.

Por fin llegamos a Ciudad Juárez. Mis padres, y los familiares de otros compañeros ya nos esperaban. Le di de nuevo un rait a mi amigo, a mi nuevo gran amigo Erón. Llegué a mi casa, recordando toda la experiencia que había vivido esos días anteriores y le di gracias a Dios, por haberme permitido realizar, ese Viaje de estudios a Veracruz...

EPÍLOGO.

Me encontraba ahí en el mostrador de revelado de la tienda Wal-Mart. El encargado me extendía el sobre con las fotografías del rollo de la cámara que me había encontrado. Las saque y las empecé a ver una por una. En ellas aparecían imágenes del stand de Chihuahua. Entre ellas, una de... ¡Lizbeth!

Yo no iba en clases con ella, así que le pedí a un compañero que si la veía, que le avisara que tenía su cámara.

Un día mientras llegaba a la escuela, ya con mi cabello en perfecto estado, mi playerita Adidas azul marino, mi collar de bolitas metálicas y mis lentes oscuros, un grito me sorprendió.

- ¡¡Diesel!!

Era Lizbeth, que venía con una sonrisa enorme.

- Lizbeth: Diesel, ¿Es cierto que tú te encontraste mi cámara?!

- Diesel: Así es Lizbeth, la dejaste en la mesa aquella vez el concurso de belleza. Tuve que revelar las fotos que tenía tu rollo para ver de quien era la cámara.

De un brinco Lizbeth se me colgó, en un abrazo sincero.

Toda la gente en la explanada del instituto no comprendía que era lo que pasaba, y como es que la chica más popular del instituto me abrazaba tan efusivamente.

- Lizbeth: ¡¡Muchas gracias!! ¡Es de mi papá y no sabía cómo decirle que la había perdido!

- Diesel: No te preocupes, mañana te la entrego, junto con las fotos también.

El abrazo aumento de intensidad.

- Lizbeth: Gracias Diesel...

Voltee a ver, y la muchos de mis compañeros, aun atónitos, me hacían señas con los pulgares hacia arriba en señal de aprobación.

Me despedí de Lizbeth y me dirigía al centro de cómputo de la UACJ, cuando:

- ¡Diesel!

Una voz me llamaba, volteé y era Javier.

- Diesel: ¿Si Javier? ¿Qué pasa?

- Javier: Te debo una disculpa, y quiero que me perdones...

- Diesel: ¿Perdonarte? ¿De que hablas?

- Javier: Si pues... tú sabes, lo de Veracruz, no debí decirte lo que te dije.

- Diesel: Nah, no te apures, yo ya ni recuerdo nada, no pasó nada, ¿ok? No te preocupes.

Y seguí mi camino hacia el centro de computo, donde esa vez entraría a un portal de internet llamado Ciudad Futura, donde después conocería a una chava de la cual Javier se enamoraría, pero ella se enamoraría de mí, y me daría por hija a una preciosa nena de nombre Diana Sofía, pero esa... como siempre... es otra historia.

¡Saludos!

FIN.





















lunes, 30 de noviembre de 2009

UN COMPAÑERO ESPECIAL.

Y ahí estaba yo, a mitad de la noche. La temperatura descendía, lo podía notar por las bocanadas de "humo" que salian de mi nariz y boca al exhalar.

Al mirar las lamparas de luces tenues que desafiaban la noche, puedo observar gotas de lluvia mezcladas con pequeños cristales de hielo que caían como ráfaga sobre el asfalto del puente internacional. El cielo entre oscuro y rojizo presagiaba una tormenta de nieve que nunca llegaría, sino hasta algunas horas despues.



Mis pantalones de mezclilla rotos contrastan con la imagen que tenía hace algunas semanas todavía. La informalidad se apoderó de mi y llego sin darme yo cuenta de ello. La bufanda que nunca pense traer, es prueba de ello, sus extremidades se ondean al vaiven del viento.

Mi silueta, recargada en un soporte de concreto que levanta a la enorme estructura metálica que sirve de puerta de entrada a una tierra llena de oportunidades, de temores, de contrastes; sostiene es su mano a un compañero fiel que ha estado conmigo a traves de los años, y en ésta últimos meses no se ha separado ningun dia de mí.

Su tacto es tibio, su aroma es penetrante, al contacto con mis labios absorbo ese sabor inconfundible que solo Él tiene.

Desde pequeño lo he conocido, siempre ha estado ligado a mi vida, en los momentos buenos, en los malos y en los peores. Siempre paciente. Sabe que tarde o temprano tendre que tomarlo entre mis manos y que se fundirá en mi como solo Él lo sabe hacer, dándome su aroma, su sabor y su calor.

Bebo otro sorbo de mi vaso desechable de café, y ese exquisito sabor de granos selectos cultivados en altas latitudes donde el clima y la presión convergen en la creación de tan exquisito y aromatico fruto, inunda mi ser y me saca de mi letargo.



Ya es muy tarde, las gotas de agua nieve siguen cayendo copiosamente sobre el gigante sobre el que estoy parado. Mi humanidad es alcanzada por la pertinaz lluvia, pero nada me importa, mientras mi amigo descanse en mi mano y juntos le hagamos la guerra a las inclemencias del tiempo y al letargo que me ocasiona no dormir por las noches.

Y ahí estamos los dos, solos como muchas veces, desafiando la penumbra de la noche y lo imposible del clima, sintiendonos más vivos que nunca, dándole sorbos yo a Él, y Él junto conmigo, dándole sorbos a un pasado que ya no volverá, y a un futuro incierto que aparece segundo a segundo...


Hasta tiempo de crearle una historia me dió:



San Pedro, el ayudante de Dios llega con Él preocupado.

- San Pedro: Señor, tenemos problemas.

- Dios: Dime, que pasa?

- San Pedro: Desde que la serpiente les dió de comer del árbol del conocimiento a los hombres, sus problemas empezaron. Tienen conocimeinto, es cierto, pero con este conocimiento vienen derechos y obligaciones, tienen problemas, tienen temores, incertidumbres, nerviosismo, en fin, que ha empezado un caos.

Dios en su inmensa sabiduría meditó y por fin le dijo a San Pedro:

- Dios: Pues sí, se nos paso la mano con lo de la serpiente y la manzana, no era para tanto.

- San Pedro: Y que haremos señor?

- Dios: Ve por la serpiente de nuevo. Dile que ahora les enseñe a los hombres ese otro fruto prohibido que ayuda a relajar, que da lucidez, que echa a volar la mente, con el que un puñado de hombres se reuniran a componer el mundo, con el que el más débil al probarlo sera el más fuerte, y cuyas mentes acabadas volveran a tener lucidez.

- San Pedro: Pero que buena idea señor, enseguida!

Salía el ayudante a cumplir el especial encargo cuando...

- Dios: Espera, como es que llamamos ese a fruto milagroso??

- San Pedro: Café, señor, le pusimos por nombre café...



Saludos.