lunes, 28 de diciembre de 2009

FIESTAS NAVIDEÑAS.

Los enormes arboles de naranjas servían de techo infinito a los pequeños primos que jugábamos bajo su sombra.



Las flores de azahar, tan blancas como el significado de su nombre aromatizaban todo el ambiente, mientras nosotros jugábamos al "burro pateado", al "18", "policías y ladrones" y a las escondidillas.

Era 24 de diciembre. Las naranjas que estaban en temporada, se aglutinaban en racimos de 5 ó 6, cayendo al vencer el peso de la rama, impactándose contra el suelo y abriéndose de par en par, dando un aroma extra al ambiente, combinándose con el olor del pasto recién cortado que aparentaba una hermosa y fresca alfombra verde.



Ese día, como todos los años, todos los "Armani" de la colonia nos juntábamos en casa de mis abuelos paternos. Tíos, primos, padres, vecinos y conocidos desfilábamos por la sala, por la casa, por el patio. Mi abuelito cumplía un año más en este día, lo que lo hacía un día por demás especial.

Las ollas de aluminio concentraban en su interior los tamales destinados a satisfacer nuestra hambre. La receta era tradicional de mi abuelita, e impacientes esperábamos la orden de ataque. La consigna era no dejar uno solo.



En la olla de barro ya humeaba el atole de piña, otra receta que venía a complementar la exquisitez de la cena.

Las maripositas en el estomago empezaban a revolotear dentro de mi, venían las primitas lejanas de USA a pasar la navidad con la familia. Eran estas primitas hijas de la tía, del sobrino del cuñado del abuelo del tío y así, una interminable cadena de parentesco.

Ellas eran las perseguidas en "policías y ladrones", eran las mas buscadas en "las escondidillas", y una de las razones por las que yo recuerdo aquellas noches de navidad en Tamaulipas, tan especiales.



Las luces de bengala brillaban y eran lanzadas por los aires, simulando estrellas fugaces, quizás aquella estrella de Belén que guio a los reyes magos.

Mis padres, me hablaban. Había llegado uno de los momentos mas especiales para mi. Lanzar arriba del techo de la casa, la carta de navidad para Santa Clos. Después de varios intentos infructuosos, mi padre me ayudaba, y mi lista de deseos iba a parar arriba del techo de la casa. Dicha carta cabe mencionar, siempre empezaba con el deseo de "la paz mundial" o "Que los niños no tuvieran hambre nunca", esto con el fin de que Santa viera que yo era un niño bueno y me trajera lo que le pedía jajaja.

De ahí me iba a mi casa, a veces solo, en la mas profunda oscuridad por las calles de Ciudad Victoria, pero con la conciencia tan tranquila, y seguro de que en esas fechas no había nada de maldad, que iba sin miedo, sin siquiera voltear hacia atrás para ver si alguien me iba siguiendo, pues "La navidad me protegía".



20 AÑOS DESPUES...

Ella está impaciente. Ha esperado esta fecha todo el año. La escuela se ha terminado y sin darse cuenta, ya está en la sala del aeropuerto de Ciudad Juárez, con su pequeña maleta en la mano, esperando la instrucción de abordar y partir hacia Monterrey primero, y hacia El Barretal, Tamaulipas (a media hora de Ciudad Victoria) después, a donde se llega por medio de una carretera flanqueada por arboles de incalculable edad, con hermoso follaje verde y puestos de venta de naranajas en las orillas.



Allá jugara con sus primitas, quienes la esperan impacientes. Correrá bajo los naranjos de la huerta de su bisabuelita (abuelita de su mamá). Cortara el cilantro fresco para la salsa que hará su abuelita. Se levantara en las mañanas con las notas musicales de los gallos y las aves que se posan en los arboles de limones y aguacates.



En las tardes, ira hasta el vado desde donde se ve el rio Purificación, con su eterno sonido de arrullo que duerme el alma y alienta el espíritu, bajo aquellos enormes arboles de mas de 10 metros de alto y entre cuyos troncos corren, trepan y huyen pequeñas ardillas.



Comerá las tortillas de maíz recién molido, la carne fresca que tiene un sabor extraordinario y la leche que sabe a leche, y ese exquisito queso que tan bien acompaña a todo.



Sus pequeños pulmoncitos se llenaran al máximo de ese aire limpio y puro que emana de todos los arboles, del rio, de las montañas, de mi querido estado, de mi querido Tamaulipas.

¿Que si la extraño? Con toda el alma. Desde que nació nunca pensé que mi vida quedaría tan ligada a la vida de ella. Pero no puedo ser tan egoísta, y por eso cada temporada navideña la veo partir con su abuela siempre, con su madre algunas veces, esperando que regrese pronto, y que me cuente de todo ese mundo maravilloso que los niños vemos (¿vemos? si, vemos).



¿Quién soy yo para quitarle ese hermoso mundo de momentos que colecciona cada día que pasa allá?

Ya regresará, y me contara todo con cada detalle, y me dará esa, su sonrisa tan especial, que me dice que hago bien al dejarla ir cada año, pues verla así de contenta, no lo pago con nada.



Saludos a todos, y gracias por acompañarme un año más en esta aventura.



FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO A TODOS!

7 comentarios:

The Lizard dijo...

una excelente postal la describers con tus palabras , aprovechoa para desearte un feliz año nuevo.

Caballero de la Blanca Luna... Y Diesel. dijo...

Muchas gracias Lagarto, te deseo un feliz año nuevo a ti tambien y gracias por pasar este año a mi blog. Eres bienvenido siempre, saludos!

Anónimo dijo...

Hay caballero, o ando sensible (como siempre) o tus lineas siempre pero siempre me llegan. Eres un gran padre, te lo he dicho muchas veces. Veo su carita, y te veo a ti. Vas haciendo las cosas bien mi caballero, tenlo por seguro
cuidate mucho saluditos
maru de chocolate

Caballero de la Blanca Luna... Y Diesel. dijo...

Muchas gracias por tus palabras Maru, se que las dices de corazon. No se aun si sea un buen padre, tambien cometo muchos errores, solo se que esa niña es mi vida entera y que no hay nada que no hiciera por verla feliz, siempre. Saluditos, muchas gracias a ti, Mi fan numero uno, que siempre está aqui, en los momentos buenos, en los tristes, en todos. De verdad será un gusto y un honor estrechar tu mano alguna vez en alguna reunion blogger. Saludos.

Martiuks dijo...

Hola Caballero:

Por fin aquí pasando a comentar.

Oye como que te pasó lo mismo que a mi este año, que te pusiste a recordar como era la Navidad cuando eras niño.

Yo siempre digo que hemos sido afortunados no sólo porque crecimos al lado de nuestros padres, sino porque tuvimos una infancia feliz y tranquila.

La mía también estuvo llena de recuerdos y pues a lo mejor eso es lo que pasa, que entre más grande eres, añoras esas cosas, más estando el mundo como está.

Haces bien en dejar que tu hija se llene de todas esas experiencias que sin duda alguna serán algo que va a atesorar cuando sea una mujer adulta.

Saludines y se me antojaron los tamales... No se me olvidan los del año pasado.

Victoria dijo...

QUE BARBARA!!! tiene tu misma carita!!! que hermosa...
que bueno que la dejes ir porque estas formentando que llene su baul de recuerdos...
que rico el atole de piña!!! y los tamales... MMMMHHHHH la salsa de tu mama... wow!
bueno pero lo importante FELIZ AÑO AMIGO MIO.. ha sido un placer el conocerte... lo mejor para el 2010

Kiki dijo...

Diesel, paso a dejarte los mejores deseos en éste año que comienza.

Un abrazo grande, y todas las bendiciones.

Erika.