sábado, 23 de febrero de 2013

SIENTO COMO SI HUBIERA VISTO A SANTA CLAUS, A LOS REYES MAGOS O AL DUENDE CON LA OLLA LLENA DE MONEDAS DE ORO AL FINAL DEL ARCOIRIS.


Ya les conté alguna vez mi antigua creencia de que existe un lugar mágico y especial donde van a parar todos los calcetines izquierdos, y los guantes derechos que se nos pierden. 

Es un lugar parecido al paraíso, donde por fin los calcetines, calcetones y guantes llegan después de haber escapado de sus dueños. Ahí ríen, juegan, nadan en una alberca, comen de los mejores platillos y juegan los videojuegos más modernos. Son felices.

En contra parte, las “parejas” de calcetines o de guantes que dejan son condenados a la soledad, a juntarse con “otra pareja” que no es la que le corresponde, en el mejor de los casos con alguien de su misma “raza” o color. Pero en ocasiones, las más temibles, no es así. Y andan calcetines cortos con largos, guantes negros con guantes cafés, de algodón con polyester.

Viven pues, en pocas palabras, en la más paupérrima de las soledades, añorando por siempre a sus parejas, soñando con quizás algún día ellos, poder escapar y darles alcance. Pero la regla esta clarísima: “Solo uno de los dos podrá escapar”.

Pues bien, hace rato al despertar note, no sin una tremenda sorpresa, que la diferencia de temperaturas en mis piecitos no era la misma, demonios! Ni siquiera se asemejaban! Primero le atribuí tal disparidad a una deficiencia en las vías de conducción de mis nervios, haciendo un pie más sensible que otro. Luego, ya con mayor detenimiento, y quitando el cobertor que los cubría, pude ver Oh sorpresa del cielo! que me faltaba un calcetín! O_o

Me resigne prontamente a que dicha prenda destinada a impedir la fricción de mi calzado con mi pie, habría emigrado ya al mencionado “paraíso de los calcetines y de los guantes”. Cuando de pronto una leve vocecilla, tan queda que apenas era audible por mi bien entrenado oído, me susurro:



- Debajo de la cobija… debajo de la cobija…

Levante la cobija, y ni mil años hubieran bastado para prepararme para la sorpresa que iba recibir a continuación…




Ahí estaba! Tratando de camuflajearse entre los pliegues de la colcha azul… Su tez blanca se puso más blanca del susto. Ahí estaba, oh dioses del Olimpo! Lo atrape en plena huida, mi mano se estiro por él, y así de pronto trunqué su fugaz huida…

Tal vez se me tome por un loco, pero juro que cuanto he dicho es cierto, ahí estaba mi calcetín blanco tratando de huir. Y por más loco se me tomará, si les confesare que creí haber escuchado discutir a mi calcetín fugitivo, con el calcetín que se quedó y que cubría mi otro blanquecino pie diciéndole:

- Calcetín fugitivo: Como eres chismoso!!

Queda aquí el testimonio para quien lo quiera leer, y que Dios nos guarde, ahora que sabemos la verdad…

Saludos!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que ahora que se el verdadero destino de todos aquellos calcetines, ya no me molestare. Y al par que se queda conmigo, lo tratare con carino, para que no anore tanto a su par. Aww lindo post mi caballerando.
maru

Caballero de la Blanca Luna... Y Diesel. dijo...

Muchas gracias Maru y gracias por seguir leyendome,creo que ahora si eres la fan consentida y numero uno, y la unica que aun me queda jajaja Saludos amiga y aqui seguire escribiendo mas y mas historias, gracias por pasar, saludos!!

Anónimo dijo...

Ya sabes mi caballero, aki seguire fiel como un perro jajaja saluditos.maru :D

Martiuks dijo...

Me encantó, sobre todo esa regla de Sólo uno de los dos podrá escapar".. Creo que habemos muchos humanos parecidos a un calcetín sin su par.