Corría el año de 1988...
Acababamos de llegar a Ciudad Reynosa, Tamaulipas, procedentes de Ciudad Victoria. Tener que adaptarnos a tener un padre, no fue fácil ni para mis hermanos ni para mi. Toda la vida estando solamente con nuestra madre y viendo a mi padre solamente cada dos fines de semana cuando iba a visitarnos, pues vivía en otra ciudad por su trabajo, no fue sencillo.
Para nosotros era una especie de desconocido. Alguien que cuando llegaba recibía toda la lista de travesuras que habíamos hecho esas dos semanas y para lo cual el castigo era siempre el mismo, sentir la textura de su cinturón en nuestra región glútea, experimentando la ley de la aceleración en carne propia.
Muchos años despues de eso, encontré unas cartas que mi padre le enviaba a mi madre, donde se mostraba humilde, amable, amoroso. Eran las cartas que se enviaban cuando eran novios, y El, con trabajos malpagados, juntaba pequeñas cantidades de dinero que le enviaba a mi madre para mis pañales, leche, etc, pues acababa yo de nacer.
Pero el padre que yo veía en Reynosa, era otro. Frío, solitario, algo engreído y muy soberbio.
Tuvimos que aprender todas las "reglas de etiqueta" en un mes, pues era común ir a fiestas, convivios, restaurantes, etc. Por lo que en cada una de esas ocasiones era comun oirle decirnos en tono seco: "La servilleta va en las piernas", "La boca cerrada", "El tenedor más arriba", "Baja los codos", "No sorbas la sopa", "Sientate derecho", "Saluda bien", "Limpiate aquí", "Fajate alla", en fin, tantas y tantas reglas "de sopetón" que teníamos que aprender, que la verdad ir a esas reuniones y lugares era un verdadero suplicio.
El era una especie de heroe en la familia y de los conocidos en Ciudad Victoria, pues siendo de origen humilde, había estudiado y se había recibido, se contrató con una empresa armadora de televisiones, llegando a ser gerente y, por las motivos de trabajo había ido a lugares tan lejanos como Italia, Alemania y Japón.
Para nosotros(mis hermanos y yo) debía ser un "honor" ser hijos de "Diesel Armani padre" y yo, al llevar su mismo nombre, debía de sentirme muy afortundado. Muchos eran los primos que me decían: "Le dije a mi papa que esperaba que no se enojara, pero que de grande quería ser como tu papa". Si supieran, pensaba.
La televisión la teníamos casi prohibida. Teníamos que llegar de la escuela, hacer la tarea, estudiar otro rato, ayudar en la casa, leer algo.
Nos llevo un juego llamado "Maratón" que consistía en un tablero y muchas tarjetas con preguntas divididas en secciones como Historia, Geografía, espectáculos, deportes, etc. El chiste del juego era contestar las preguntas e ir avanzando hasta llegar al final del tablero y ganar.
Este juego, aunado a que empece a leer unas enciclopedias que había comprado mi padre, me dieron las bases para tener una cultura general mas o menos decente, conocimientos que apliqué algunos meses mas tarde cuando estando en ciudad Juárez nos enteramos de un concurso televisivo en el que podían participar niños de mi edad.
Continuará...
4 comentarios:
Caballero!
que bueno que tienes buenos recuerdos eh... te invito a que seamos equipo en la reunion (nada zonza la chava jajajajaja)
preparate ok????
Yo creo que todos los que somos ochenteros y de mas "pa acá" nos tocó jugar maratón.
Yo me leía por aburrimiento las enciclopedias que tenía mi abuelita en su casa y eso me sirvió de mucho también, siempre que jugábamos al Maraton ganaba ñaca-ñaca...
¿Qué pos equipo Vicky, tu y yo para la trivia nop?
Vicky: Ya estas, formaremos equipo y los demas iran por nuestros gansitos, cocacolas, pagaran nuestros recibos, etc, osea, nos haran los mandados! jajajaja
Marthita: Pues si, yo jugaba el maraton, y cuando paso la fiebre del Maraton, me lei todas las tarjetitas al derecho y al reves, y todo se me quedo jejeje Y pues, bueno, ya esta el "Dream Team" seremos nosotros 3 y a ver quien mas se nos une jejeje
A mi también me gustaba el maratón aunque nunca tuve el juego y la última vez que lo jugué fue en los 80s.
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