viernes, 4 de mayo de 2012

MIS HISTORIAS CON EL FÚTBOL.

   Este es nuevamente un post refrito de mi antiguo blog. No recuerdo exactamente que historias conté en aquella ocasión, lo que si recuerdo es que será alguna de las que cuento esta vez y aun así, de seguro serán redactadas de forma diferente, ya sea por las palabras que utilizare ahora o por los recuerdos de cómo me llegan esas historias. Empezamos.

  EL COMIENZO.



   El futbol siempre fue parte de mi vida, pues con un padre cruzazulista y una madre americanista las opciones no daban para más. Recuerdo cuando jugaba con mis primos y vecinos en mi natal Ciudad Victoria, en el estacionamiento de la vecindad donde vivía, a los 6 años, descalzo (por nuestra precaria situación económica a veces solo usaba chanclas de hule), usando de porterías cajones de madera, que el señor de la tienda de al lado desocupaba de las frutas y legumbres que le traían para vender.

    A mi corta edad, era de los mas rápidos a la hora de correr y mi técnica con el balón poco a poco empezaba, pero esto no era impedimento para que de vez en cuando al querer pegarle al balón mi pie descalzo fuera a parar contra el piso de cemento, y en vez de darle al balón, lo iba embarrando, literalmente, cual mantequilla en el pan, dejando mi piel y sangre en el piso, y una cortada o “quemada” en mi pie. Pero como siempre, dolía más el orgullo que cualquier cortada, esas eran “heridas de la batalla” y se llevaban con orgullo, aunque por dentro te murieras del dolor. “No pasa nada, no duele”, era la respuesta obligada cada vez que preguntaban.

  LA LLEGADA A CIUDAD JUÁREZ.




   Yo llegué a mi querido Juaritos en el año 1988. A un hotel de la avenida mas céntrica de Juárez, llamada avenida Triunfo de la republica. Ese hotel es el llamado Hotel Lucerna, uno de los más “nice” de la zona y creo, de Juárez. La compañía de mi papa lo había trasladado desde Ciudad Reynosa, y a nosotros con Él. Como parte del traslado, le habían pagado dos meses en dicho hotel para Él y para toda su familia, así que llegamos en un invierno del 88.

   Con una piscina congelada y poco conocimiento de la ciudad, a mi hermano y a mi no nos quedo mas que organizar nuestra propia “cancha” en el octavo piso de nuestro hotel, donde estábamos alojados. Así, el largo pasillo del piso 8 era la cancha, y las porterías eran las salidas de emergencias localizadas a ambos lados del pasillo.

   Fueron algunos partidos épicos y dignos de recordar, hasta que algún inquilino de esos molones que nunca falta, se fueron a quejar a la gerencia de que “alguien o alguienes” andaban corriendo en el 8vo piso jajajaja y subió un botones del hotel, mi hermano y yo nos escondimos en un marco de la puerta de una habitación retirada de la salida del elevador. Pero aun así, alcanzamos a ver al botones, que llevando su dedo índice a sus labios, nos hizo la clásica seña de “Cállense par de mocosos, un inquilino se quejo de que andan corriendo y me mandaron a callarlos”, bueno, así lo interprete yo jejejeje.

   Y así de esta forma “nuestro estadio” fue vetado de por vida.

  UN AMIGO CONTRA EL BULLLYING.




   Pocos o ninguno de mis amigos bloggers, saben que durante la secundaria, fui víctima de Bullying. La maldad y crueldad infantil de los niños a esa edad, de verdad me sorprende ahora que observo al pasado. Nunca en mi vida me hubiera imaginado que existieran personas que se alegraran o disfrutaran abusar de su fuerza física para hacer sentir mal o lastimar a otros.
 
   Pero así es esto, y ahora que veo a los niños de secundaria me imagino cuantos de ellos no tendrán sus historias de abuso escolar, a cuantos no se les esta acabando el mundo por dentro, y que tanto repercutirá en quienes serán en corto, mediano y largo plazo. En fin, que yo tenía mis propios abusadores personales, aquellos que se dedicaban a hacer de mi vida un infierno, literalmente, en la secundaria. Aquellos que te quitaban la comida, que te golpeaban sin razón aparente, que se divertían de ridiculizarte ante los demás, abusando de su estatura, de su popularidad o de andar en grupitos.

    Y entonces vino el futbol a rescatarme. En los recesos se hacían partidos de futbol de todos contra todos, donde se jugaban en el gran patio de mi escuela 30 contra 30, o algo así. Y de esta forma, saliendo al receso, en vez de estar “expuesto” a la vista de los abusadores, me iba a integrar a alguno de los equipos, camuflajeandome o mimetizándome con el medio.
    Yo los veía pasar de reojo, y cuando ellos me señas como de que fuera. “Simón we, ahorita voy para que me pongan una chinga “ jajaja pensaba.

   Yo era bueno en el fut, y a veces cuando llegaban a acercarse demasiado mis compañeros les decían que no estuvieran molestando, que el partido estaba activo y que no se metieran.

   Con el tiempo me dejaron de molestar, algunos veían los partidos, y algunos otros mas, me tocaron de compañeros, y el bullying poco a poco fue desapareciendo. Bendito fútbol. 


MI ÉPOCA DE BACHILLERES.



   Durante esta época conocí a uno de mis mejores amigos de todos los tiempos: Fernando Garcidueñas, un celayense recién llegado a Ciudad Juárez cuya afición por el futbol, nos permitió compaginar de la mejor forma. Iba diario a su casa y calle a jugar futbol con el y con sus vecinos. Como éramos de los “mejorcitos” las primeras veces nos tocaba de capitanes y éramos los goleadores de nuestros respectivos equipos. Poco a poco sus vecinos fueron subiendo de nivel y las cosas se nivelaron.

   Fue la época donde creo yo “agarré más toque”, pues era de diario, diario, diario, jugar y jugar y jugar.

Formamos un equipito y nos metimos a una liga, donde al casi jugar puros adultos colmilludos, nos hicieron papilla y no ganamos ningún partido, pero aun así, la experiencia fue muy padre. Toda esa técnica aprendida me sirvió para…

MI INGRESO A LA UNIVERSIDAD.



   Acababa de entrar a la universidad a la carrera de medicina y pronto me destaque, pues en nuestras horas libres llevaba un balón y nos poníamos a jugar en las canchas del Instituto. Pronto era yo el lidercillo de mi grupito, pues era de los que mejor jugaba al fut, y de pronto forme un equipo con todos mis compañeros, metiéndonos a una liga de futbol de salón, y jugábamos todos los domingos, en un horario que podía ser de las 4 de la tarde a las 11 de la noche.

   Como yo era el dueño del carro Jettita 92, el fundador del equipo, patrocinador de las bebidas y arbitrajes y líder moral, pues también era el encargado de pasar por mis compañeros, quienes estaban regados por todos lados de Ciudad Juárez, teniéndome que ir yo unas dos horas antes de mi casa para pasar por ellos.

   Esta situación la verdad molestaba a mis padres, hasta que dice mi mamá que una vez dijo mi papá:

 - Pero de que nos enojamos? Esta estudiando medicina, no fuma, no bebe, no se droga, es buen muchacho. Su único vicio es ir a jugar futbol sanamente con sus amigos, pues que lo haga!

    Y de ésta forma, nunca mas me hicieron ningún reproche.

    Mi carrera futbolística empezó a mermar a medida que eran más frecuentes mis luxaciones de tobillo, un mal que poco a poco fui acrecentando con el tiempo, al grado de que aun a veces con solo pisar una pequeña piedra se me dobla el tobillo y voy a dar al suelo :S

 (De hecho al momento de estar escribiendo esto traigo el tobillo hinchado y torcido, de antier que jugando raquet me lo torcí).

 Y estas queridos, amigos, son algunas de las historias de cómo el futbol ha sido una parte importante de mi vida. Algunos, los que creo no lo han jugado o no lo entienden, lo ven como una tontería, es ver a “11 tontos vs otros 11 tontos corriendo tras una pelota”. Para mi, y para millones de personas en el planeta, es parte de nuestra vida, de nuestras historias y de lo que somos.

 Saludos!



  EPILOGO.

    Hace algunos años, cuando mi pequeña hija, después de que una lluvia abundante había casi terminado, y en el cielo empezaba a brillar tímidamente el sol, vio como empezaba la formación de un Arco iris sobre el cielo de Juárez.

 - Diana Sofía: Papi, por que se esta formando el Arco Iris?

Pude decirle que era por la descomposición de los rayos de luz blanca al pasar por los prismas de agua de las gotas de lluvia, y que eso descomponía esa luz blanca en los siete colores que componen al arco iris, pero solo atine a decir:

 - Diesel: Es que Diosito va a jugar futbol con los Ángeles mi amor, y esta poniendo las porterías…

Esa respuesta le bastó, y volvió a ver admirada esa bella portería que se empezaba a dibujar entre las nubes.

 

2 comentarios:

Rotsen dijo...

Buena historia.

En lo personal mi gusto por el futbol termino despues de romper mis uñas por jugarlo. Aparte no era muy bueno y decidi aprovechar mi estatura para jugar basket :P jaja

Que bueno que regresaste mucha suerte y nos vemos por aki.

Saludos.

Caballero de la Blanca Luna... Y Diesel. dijo...

Gracias Nestor, yo me rompi los ligamentos que refuerzan mis tobillos y hasta ahi llegue jejeje.

Para que veas que si regrese en serio. Este post lo escribi anoche en unas dos horas jejeje saludos y aqui andamos :D Gracias por la visita :D