POST REFRITO: PUEDO VER GENTE MUERTA.

Esta historia que me paso, es de hace mucho tiempo, quizás unos 16 años, por lo que fue mucho antes que la película “El sexto sentido” o que la serie norteamericana “Almas Perdidas”, donde se aborda el tema de los muertos que pueden ser vistos por personas con poderes especiales.



Sería el año 1994 en Ciudad Juárez. El grupo de amigos con que yo me juntaba contaba con alrededor de 6 ó 7 personas, entre las que estaban Fernando, Javier, Miguel y yo.

Cierto día llego Miguel con una propuesta para nosotros. Su mamá tenía un amigo, médico homeópata, que había aprendido un curso de respiración hacía muchísimo tiempo, mediante el cual mejoraríamos nuestra salud y nuestra vida. El doctor estaba dispuesto a darnos ese curso durante casi dos meses, yendo únicamente los sábados, a casa de Miguel.

Dándole el beneficio de la duda, pero con ciertas reservas, pues sonaba muy fantasioso que solo con respiraciones pudiéramos mejoras todo eso, acudimos el siguiente sábado al curso.

Eran las 8 am, hora que según el doctor, deberíamos de ir, pues entre más temprano mejor. Pues trabajaríamos con energías, absorbiendo energía de las personas que estaban dormidas, y era mejor hacerlo cuando ya estaban descansados, y no hacerlo por ejemplo en la tarde o noche, cuando la gente está cansada, estresada, y esa energía sería la que absorberíamos.

Fuimos con ropa cómoda, sin desayunar, y sin cargar objetos metálicos a la hora de los ejercicios, tal como nos lo había pedido el doctor.

Miguel nos había comentado que el curso si funcionaba, pues uno de los beneficios del curso era “hacer lo que se te diera la gana”. Si querías algo, cualquier cosa, lo podría tener. Por ejemplo si querías andar con alguna chava y hacías los ejercicios puntualmente y correctamente, con el paso de los días tu “aura” o tu entorno se tornarían positivos y atraerías la buena suerte en todos los aspectos, incluso en el sentimental. Y digo que Miguel nos aseguraba que si funcionaba pues decía que el doctor tenía una hija hermosísima, la cual había tenido con su esposa, una mujer que según Miguel estaba aun de muy buen ver.

- Miguel: Si el doctor que esta horrible, puedo andar y conseguirse a una esposa tan bonita, ps quiere decir que el curso sí funciona.

Y ahí nos tienen amables lectores, haciendo ejercicios de respiración todos los sábados. Que en posición de flor de loto respirando lentamente, sintiendo como el aire luminoso entraba a nuestros pulmones, llenándonos de luz y de energía con cada aspirada; y como con cada exhalación por nuestra nariz salía aire negro, contaminado, que era desechado para dejar solamente la luz en nuestro cuerpo.

Nos ponía muchos ejercicios, diferentes posiciones, pero todos iban encaminados a darnos cuenta de nuestra respiración, de hacerla consiente.

Cabe destacar que mi mejor amigo de ese entonces, Fernando, solo fue una vez al curso, pues el siendo muy católico al igual que sus papás, creyó que todo esto era mentira y charlatanería.

A mí, varias pruebas me estaban dando a entender que podrían no ser tan tontos los ejercicios como yo pensaba.

- Cuando hagan los ejercicios, mentalicen que es lo que quieren – decía el doctor – lo que sea, un carro, una chava ( y perdón, no malinterpreten que tratábamos a las mujeres como objeto, no, claro que no), ropa, un viaje, en fin, algo que quieran con todas las ganas.


(Estem... este es un ejemplo de lo que quería Miguel. Yo quería sabiduría, inteligencia, valor, paz mundial y el fin de la guerra y las hambrunas cof cof cof)

Y sucedía que a veces de la nada, al prender el radio, estaba mi canción favorita (en una época donde no era tan común bajarla de internet, yo ni siquiera tenía computadora), o que llegaba a la casa y mi mama había preparado el platillo que se me había antojado.

Al realizar los ejercicios, nos decía el doctor, quedábamos llenos de energía positiva, lo cual atraería a las demás personas. Eso nos daba valor, al menos a mí, de acercarnos a varias chavas o personas, nos quitaba el miedo a intentar algo con alguien. Decíamos: “le voy a hablar a ese chava, al cabo hice los ejercicios y no batallare”.

Con decirles que un día trasladaron a mi papá a Tamaulipas de regreso. Y todos los días que estuve allá, un mes casi, los realice todos los días, con el afán de regresar a Ciudad Juárez, a la cual extrañaba bastante, y se dio que gracias a que me sentía protegido por los ejercicios, y así pude hablar con mi padre, quien “sorprendentemente” reaccionó de excelente forma y me mando de regreso junto a mis hermanos y mi madre a Ciudad Juárez.

Para mí los ejercicios habían funcionado, me habían quitado la timidez con la que vivía, me habían regresado a mi querida ciudad, eran pruebas irrefutables para mí.

En cierta ocasión sucedió.

Llegue un día normal a la clase y ya estábamos listos para la última clase.

- Doctor: Hemos terminado el curso, y los felicito, ustedes sabrán si les funciono o no, pero antes de terminar tengo otro ejercicio que les pudiera interesar. Ese ejercicio les dará a ustedes la capacidad de ver a las personas que han muerto. Tendrán esa percepción y los verán así, caminando entre nosotros, viéndonos, vigilándonos, y será un poder que pueden adquirir con un ejercicio de respiración que les puedo enseñar.

Todos nos quedamos así como: De cual fumo este? :S

- Doctor: Se que suena increíble, pero esto es cierto. De otra forma no me atrevería a comentárselos y arriesgándome a que me dijeran loco. Si lo digo es porque les puedo enseñar cómo. Solo debo de advertirles, que si adquieren esta habilidad, no podrán deshacerse de ella y verán a los muertos para siempre. Así que ustedes deciden si lo hacemos o no.

Todos: Y eso es posible? Si se puede?

- Doctor: Claro que se puede. De hecho ahorita en la habitación hay 4 personas fallecidas, observando lo que estamos haciendo.

Y ahí rajamos todos. Algunas cosas es mejor no saberlas. Como dije alguna vez, me gustaría tener una prueba de que todo esto existe, pero tenerla “para siempre”, no gracias.

O a ustedes si les hubiera gustado ver gente muerta entre ustedes?



Saludos!